SIGUE LA CALMA, PREOCUPANTE...
Año VI - nº 127
viernes, 23 de febrero de 2007
Enviamos hoy un Boletín Letra Viva Especial, con un artículo publicado este mes en la Revista Caros Amigos, firmado por Joao Pedro Stedile*. El texto es un análisis de coyuntura general y aborda las perspectivas para los trabajadores en 2007. Sigue a continuación íntegro:
Estamos iniciando un nuevo año político, al terminar el Carnaval. Pero, mirando al horizonte, sigue una molesta calma en la coyuntura política brasileña, que no parece alterar en nada los rumbos de la nave y de la hegemonía del comando político y económico del país.
La segunda vuelta parecía que nos iba a traer nuevos vientos, con el aumento de la disputa política y con la participación más activa de diversos sectores sociales que se involucraron en la lucha electoral, como una forma de derrotar el regreso de la derecha neoliberal representada por Alckmin..
Pasado el periodo electoral y las expectativas de cambios, muchos vuelven a ser excépticos frente a la misma política nacional de siempre. Pero, más que buscar culpables o personalizar las razones de esta situación, necesitamos reflexionar sobre el contexto histórico que estamos viviendo.
Hay un asombro general en la política nacional porque estamos viviendo un largo periodo histórico marcado por algunos factores que condicionan la correlación de fuerzas, que la disputa electoral y la reelección del presidente Lula no consiguieron alterar. ¿Cuáles son esos factores? Primero venimos de un proceso de derrota política de la clase trabajadora brasileña, desde las elecciones de 1989. Los gobiernos Collor y FHC representaron una consolidación de la hegemonía de un sector de la clase dominante que abandonó cualquier proyecto de desarrollo nacional y se subordinó completamente al capital financiero e internacional. De esto resultó la privatización del estado brasileño a esos intereses. Y una política económica neoliberal, que beneficia apenas tales sectores del capital. Esa hegemonía total permitió al capital imponer nuevas condiciones en las relaciones de trabajo, implementar cambios tecnológicos que representaron la derrota política de la clase trabajadora industrial, que fue la base del reascenso de la década de los 80 y la fuerza principal de las luchas que siguieron.
Se produjo una crisis ideológica en la izquierda brasileña, que no consiguió enfrentar los nuevos tiempos de reflujo y de la ofensiva del imperio estadounidense, después de la derrota de los llamados países socialistas. O sea, la correlación de fuerzas internacionales también nos fue muy adversa estos últimos años. En consecuencia, se produjo un reflujo del movimiento de masas y de las luchas sociales que marcó los últimos quince años.
En un contexto histórico de derrota política de la clase trabajadora y de reflujo de los movimientos de masas, sólo se explica la victoria electoral del presidente Lula y del PT, como partido depositario de las esperanzas de cambios estructurales de la sociedad brasileña, porque la clase dominante brasileña se dividió. Una parte más reaccionaria y talvez burra intentó a toda costa derribarlo, usando como arma principal los medios de comunicación. Otra parte, más hábil y talvez pensando en el futuro, prefirió aliarse y mantenr sus privilegios.
De esta alianza y correlación de fuerzas resultó un gobierno de composición de clases y de ideología. En el primer mandato había una expectativa mayor, por la trayectoria histórica del PT y del propio presidente de que tendríamos un gobierno de izquierdas Nos equivocamos. Ahora, el propio gobierno asume con transparencia y honestidad que quiere ser apenas un gobierno de composición, donde convivan fuerzas de derecha, de centro y de izquierda. Donde convivan representaciones de la clase dominante y de la clase trabajadora. Y el presidente se apresuró a asumirse como centro, como se encargó de explicar, que pasó de los 60 años y era necesario cambiar de posición política. ¡Lo que se ha de ver!
Entonces, estimados amigos y amigas, estamos viviendo un largo periodo adverso para los intereses brasileños. Y, más que lamentarnos, como algunos que prefieren irse para casa y verlas pasar o, peor aún, caer en la comodidad de pensar que no es posible cambiar nada, el momento exige mucha reflexión, claridad y debate, para que las fuerzas populares, en sus diferentes formas de organización, sean pastorales, estudiantes, sectoriales, de vivienda, del campo y de la ciudad, busquen desarrollar acciones políticas para enfrentar los verdaderos desafios que la coyuntura histórica impone a nuestra generación. Sin la pretensión de dar recetas, pero contribuyendo para el debate, nosotros, miembros de la Via Campesina y de la Asamblea Popular hemos reflexionado mucho sobre esa correlación de fuerzas y hemos pensado en la necesidad de tomar como prioridad los principales desafios que tenemos por delante.
Los desafios de la clase trabajadora brasileña
El primero de ellos es recuperar el trabajo de base, de concientización, de organización de los trabajadores en sus espacios de vivencia, sea en el trabajo, escuela, habitación, para estimular las luchas sociales. Solamente con luchas sociales el pueblo puede recuperar el sentido colectivo de la política, tener fuerzas suficientes para mejorar sus condiciones de vida, conquistar avances y alterar la correlación de fuerzas.
Segundo, necesitamos dedicar energías para la formación y capacitación de nuestra militancia social. En tiempos de embobamiento es necesario dedicarse al estudio, a la formación, para comprender mejor la complejidad de la realidad y encontrar las verdaderas salidas para los problemas.
Tercero, necesitamos poner las energías en la construcción y el desarrollo de los medios de comunicación de masas propios, como radios y televisiones comunitarias, periódicos, revistas, programas de comunicación de todo tipo, bajo el auspicio de los movimientos y organizaciones populares, para enfrentar el verdadero oligopolio de las comunicaciones bajo control de la clase dominante brasileña.
Cuarto, necesitamos estimular un amplio debate en la sociedad sobre la necesidad de un proyecto de desarrollo para el país. No es suficiente hablar de crecimiento de la economía. ¿Para quién? No es suficiente resolver las cuestiones coyunturales. Brasil necesita un proyecto que dé rumbo a su futuro y que, sobretodo, enfrente sus problemas estructurales y construya una sociedad más justa e igualitaria.
Quinto, es necesario que todas las organizaciones populares y pastorales se dediquen prioritariamente a la concientización y organización de la juventud trabajadora que vive en las grandes ciudades. Será esta generación de jóvenes, desvinculada de los desvíos y vicios del pasado, y soñadora de un futuro más justo, que podrá mobilizarse, construir un proyecto diferente y alterar la correlación de fuerzas en la sociedad.
Y, finalmente, con las energías dirigidas para enfrentar estos desafíos, es necesario animar para que se produzca entonces un nuevo ciclo de reascenso del movimiento de masas. Los tiempos son difíciles. Pero cambiarán. Y los vientos sólo cambian por la fuerza de las masas.
João Pedro Stedile es miembro de la Coordinación Nacional del MST y de la Via Campesina.
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